La Enfermedad del Hígado Graso No Alcohólica (EHGNA) es una afección en la cual se acumula exceso de grasa en el hígado, está afección del hígado no está relacionada con el consumo de alcohol. También la Esteatohepatitis No Alcohólica (NASH, non-alcoholic fatty liver disease, por sus siglas en inglés) es otro tipo de EHGNA donde existe inflamación y daño hepático secundario a depósitos de grasa dentro del hígado1. Se presume que más de una cuarta parte de los adultos que tienen hígado graso presentan inflamación y daño en el hígado)2.
La EHGNA representa un problema de salud pública debido a que su prevalencia a nivel mundial es del 25% y es la principal causa de cirrosis y carcinoma hepatocelular3. Desafortunadamente, México es uno de los países cuya población reúne varios factores de riesgo para EHGNA y su prevalencia podría superar incluso el 50%4. Por ejemplo, un análisis a partir de datos de 22 países informó que más del 80% de los pacientes con NASH presentan sobrepeso u obesidad, 72% tienen alteraciones en los lípidos (triglicéridos, colesterol) y el 44% padece diabetes mellitus tipo 25; todas estas condiciones son muy frecuentes en nuestra población mexicana.
Además, esta información apoya el concepto de que la NASH es parte del síndrome metabólico (SM) [caracterizado por circunferencia aumentada de la cintura, altas concentraciones de glucosa (hiperglicemia o DM2), alteraciones en lípidos e hipertensión arterial], un desorden sistémico del exceso de nutrientes que con frecuencia se acompaña de obesidad abdominal2.
Por lo anterior, en el 2020 un consenso internacional propuso cambiar el nombre de la enfermedad del hígado graso no alcohólica por el nombre de enfermedad del hígado graso asociada con disfunción metabólica (MAFLD, metabolic-associated fatty liver disease, por sus siglas en inglés)6.
¿Cuál es la causa de la enfermedad del hígado graso no alcohólica?
La visión actual de las causas de la EHGNA incluyen el metabolismo anormal de los lípidos, la muerte celular programada (apoptosis), la inflamación hepática y el remodelamiento de la fibrosis (cicatrización) en el hígado. La obesidad se considera el principal factor de riesgo para desarrollar EHGNA, sin embargo cerca del 20% de las personas son delgadas. Un segundo factor de riesgo es la dieta alta en lípidos e hidratos de carbono (ej. fructosa) que es mas frecuente en pacientes con diabetes mellitus tipo 2 y obesidad y que favorece la acumulación de grasa en el hígado. Es relevante señalar que la asociación entre la EHGNA y las características del síndrome metabólico es bidireccional, particularmente para la hipertensión y la diabetes. Lo anterior porque el síndrome metabólico incrementa el riesgo de EHGNA, mientras que el tratamiento de esta última y del NASH mejora algunas de las características del propio síndrome metabólico. Un factor de riesgo adicional para desarrollar hígado graso es el antecedente de EHGNA en familiares de primer grado, aun en sujetos metabólicamente sanos9,10, poniendo de manifiesto los factores genéticos en el desarrollo de esta enfermedad y su interacción con los factores ambientales como los relacionados con el estilo de vida.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad del hígado graso no alcohólica?
Por lo general, la EHGNA es una enfermedad silenciosa con pocos o ningún síntoma. Para su diagnóstico, los médicos se basan en la historia clínica, el examen físico, análisis de sangre, estudios de imagen y biopsia del hígado1. El diagnóstico de EHGNA se basa en detectar la esteatosis hepática (hígado graso), excluyendo otras causas de enfermedades que afectan el hígado (ej. hepatitis viral crónica, uso de medicamentos que inducen esteatosis, hepatitis autoinmune, hemocromatosis, enfermedad de Wilson) y el consumo significativo de alcohol. Este último se define como el consumo mayor a 21 bebidas/semana en el varón y más de 14 bebidas/semana en la mujer5. La EHGNA/NASH con frecuencia se identifica con elevación de tranasaminasas (AST, ALT) y por ultrasonido abdominal. Sin embargo, las biopsias hepáticas son la única técnica definitiva para determinar y vigilar la etapa así como la gravedad de la EHGNA9. Es fundamental destacar que además se han desarrollado procedimientos efectivos y no invasivos para diagnosticar esta enfermedad; tal es el caso de la elastografía (también conocida como Fibroscan®) que proporciona una medición de la rigidez del hígado y el grado de esteatosis11.
¿Qué puedo hacer para prevenir la enfermedad del hígado graso no alcohólica?
En la actualidad no existen tratamientos farmacológicos aprobados específicamente para EHGNA/NASH, pero se encuentran en curso varios ensayos clínicos al respecto12. Por lo tanto, es fundamental establecer medidas preventivas para el desarrollo de la esteatosis hepática y su progresión a fibrosis hepática. Al respecto, los cambios en el estilo de vida representan la principal intervención. Por ejemplo, si el paciente presenta sobrepeso u obesidad se recomienda la perdida del 7 al 10% del peso corporal además de limitar el consumo de bebidas enriquecidas en fructosa y en particular el consumo de alcohol (< 1 bebida/día para mujeres y < 2 bebidas/día para varones) y ejercicio. Por lo anterior, es fundamental la participación del médico especialista y nutricionista en el tratamiento de pacientes con EHGNA.
Referencias
1. https://www.niddk.nih.gov/health-information/informacion-de-la-salud/enfermedades-higado/esteatohepatitis-no-alcoholica
2. Diehl AM, Day C. Cause, Pathogenesis, and Treatment of Nonalcoholic Steatohepatitis. N Engl J Med. 2017 Nov 23;377(21):2063-2072.
3. Powell EE, et al. Non-alcoholic fatty liver disease. Lancet. 2021 Jun 5;397(10290):2212-2224.
4. Bernal-Reyes R, et al. The Mexican consensus on nonalcoholic fatty liver disease. Rev Gastroenterol Mex (Engl Ed). 2019 Jan-Mar;84(1):69-99.
5. Younossi ZM, et al. Global epidemiology of nonalcoholic fatty liver disease-Meta-analytic assessment of prevalence, incidence, and outcomes. Hepatology. 2016 Jul;64(1):73-84.
6. Eslam M, et al. MAFLD: A Consensus-Driven Proposed Nomenclature for Metabolic Associated Fatty Liver Disease. Gastroenterology. 2020 May;158(7):1999-2014.
7. Shiha G, et al. Redefining fatty liver disease: an international patient perspective. Lancet Gastroenterol Hepatol. 2021 Jan;6(1):73-79.
8. Fouad Y, et al. The NAFLD-MAFLD debate: Eminance vs evidence. Liver Int. 2021 Feb;41(2):255-260.
9. Cariou B, et al. Nonalcoholic fatty liver disease as a metabolic disease in humans: A literature review. Diabetes Obes Metab. 2021 May;23(5):1069-1083.
10. Juanola O, et al. Non-alcoholic Fatty Liver Disease: Metabolic, Genetic, Epigenetic and Environmental Risk Factors. Int J Environ Res Public Health. 2021 May 14;18(10):5227.
11. Mikolasevic I, et al. Transient elastography (Fibroscan®) with controlled attenuation parameter in the assessment of liver steatosis and fibrosis in patients with nonalcoholic fatty liver disease – Where do we stand?. World J Gastroenterol. 2016.
12. Mahjoubin-Tehran M, et al. Non-alcoholic fatty liver disease and steatohepatitis: State of the art on effective therapeutics based on the gold standard method for diagnosis. Mol Metab. 2021 Aug;50:101049.